Humberto Caspa, Ph.D. – hcletters@yahoo.com
Durante un periodo de más de ocho meses, la mayoría –sino todas— las empresas encuestadoras daban una ventaja promedio de 8% a la candidatura de Joe Biden sobre Donald Trump en los estados claves de Wisconsin, Michigan y Pennsylvania. Al anochecer del día de las elecciones esa ventaja empezó a disiparse.
En la madrugada del miércoles, antes de las 2:30 de la mañana y tal como todos esperábamos, Trump se presentó al frente de su público y se proclamó como vencedor de la contienda electoral, anunciando que hasta ese momento había ganado los estados más contenciosos de las elecciones.
Sin embargo, unas cuatro horas más tarde, los resultados empezaron a revertirse. Tanto Wisconsin como Michigan ya no le ofrecían ventajas, sino a su contrincante. Mientras tanto en Arizona, la ventaja siempre fue para Biden desde el mismo momento que se empezaron a publicar los resultados. En Nevada la diferencia es corta, pero la balanza se inclina hacia una victoria de Biden.
En la parte noreste del país, a Pennsylvania todavía le queda una buena cantidad de votos por contar y se cree que las diferencias se van a reducir en favor de Biden. En Georgia es un tanto diferente, aunque los demócratas todavía aspiran a dar una sorpresa.
¿Qué es lo que podemos aprender de estas elecciones presidenciales? Primero que nada, el país está completamente dividido y necesita del tacto de un líder político que sepa buscar los puntos medios para reducir las tensiones.
Por supuesto que esa persona no es Trump. Las palabras que expresó en la madrugada del miércoles dicen mucho de sus intenciones malsanas para los próximos cuatro años, si es que tiene la oportunidad de mantenerse en la Casa Blanca.
Si su primera gestión fue una pesadilla para todos, imagínense que sería otro gobierno de Trump. Su presidencia terminaría en hacer enfrentar a los grupos étnicos del país en una batalla campal de todos contra todos. Sería una guerra étnica sin fin.
Por suerte y gracias al voto de la mayoría del electorado nacional en vencedor de la contienda será Joe Biden y será él quien se encargue de limar todas las asperezas que creó Trump durante su gestión presidencial.
Biden tiene que saber liderar al país con un Congreso dividido, pero cansado de tanta animosidad. Los mismos senadores republicanos, quienes mantendrán la mayoría en el Congreso, estarán en disposición de enmendar diferencias para sacar al país del revanchismo, la crisis económica y de salud.
El país necesita de Biden y Harris en el gobierno y de un Congreso que responda a las exigencias de su pueblo. ¡Ya basta de enfrentamientos!
Humberto Caspa, Ph.D. es investigador de Economics On The Move.