Humberto Caspa, Ph.D. – hcletters@yahoo.com
“Se van a cansar de tanto ganar”, dijo Trump en uno de sus mítines durante su campaña política en las elecciones presidenciales de 2016. Bien, ganó en esas elecciones, pero una vez que se instaló en la Casa Blanca, lo único que hizo es perder.
Inicialmente, en la batalla frontal de egos, Nancy Pelosi, jefa de la Cámara Baja del Congreso, le dio una lección al estilo de la Mujer Maravilla.
En el informe presidencial (State of the Union) de febrero de 2020, Pelosi rompió unas copias del informe de Trump ante la vista de millones de personas. Fue criticable la actitud de Pelosi, pero fue más condenable la petulancia de Trump en pleno Congreso.
Esa no fue la única vez que la jefa de la Cámara Baja la humilló. Un año antes, durante el informe presidencial de 2019, Pelosi aplaudió con sarcasmo, con las palmas de la mano apuntando justo a los ojos de Trump, como si insinuara que sus palabras fueron “un ramillete de mentiras”.
Por otra parte, en el primer pleito político que tuvo con Joe Biden, Trump trató de aniquilar la candidatura del ex vicepresidente en las elecciones presidenciales de 2020. Su plan consistió en enredar a Biden en un supuesto fraude económico en Ucrania.
Trump no contó que un funcionario afiliado a su gobierno –un whistleblower— divulgara la conversación que tuvo con Volodymyr Zelensky, presidente de Ucrania, en la cual implora que investigara a Biden y a su hijo.
El tiro le salió por la culata. En vez de quebrantar la dignidad de Biden, Trump eventualmente fue procesado y hallado culpable de “abuso de poder” y “obstrucción al Congreso en la Cámara de Representantes.
Supuestamente Trump llegó al poder por su sapiencia en la economía. Eso también es falso. Cuando el Covid-19 se insertó en nuestro suelo, Trump no tuvo idea como contrarrestar este mal; solo pensó que la pandemia desaparecería “como por arte de magia”.
Ante la falta de un plan de contingencia nacional, la pandemia del Covid-19 destrozó la economía del país. Miles de familias norteamericanas han estado al borde de la desesperación por falta de trabajo y apoyo del gobierno federal.
El plan económico de Trump, por el contrario, trajo miseria a las familias y solo sirvió para enriquecer a sus amigos de Wall Street.
Finalmente, las elecciones presidenciales volvieron a relucir el fracaso de Trump en la política. No solo no se conformó con los resultados, que dieron por ganador a Biden, sino que ensambló un equipo jurídico para demandar las falencias del proceso electoral. Los jueces federales lo despellejaron y lo humillaron. Trump es un perdedor.
Humberto Caspa, Ph.D. es investigador de Economics On The Move.