Humberto Caspa, Ph.D. – hcletters@yahoo.com
El fiscal especial, Jack Smith, imputó con cuatro cargos penales a Donald Trump por su aparente participación en la insurrección del 6 de enero de 2021. Se le acusa por obstrucción de un procedimiento oficial, conspiración para obstruir un procedimiento oficial, conspiración para defraudar a Estados Unidos y conspiración contra los derechos constitucionales.
A pesar de los tremendos cargos penales en contra de Trump, sus bases políticas no lo abandonan. Por el contrario, cuanto más es imputado por las autoridades de gobierno, mayor es el respaldo de sus bases.
En una encuesta reciente que realizó el periódico New York Times, Trump vencería fácilmente a sus compañeros de fórmula política en las primarias de los republicanos. Si las elecciones fueran hoy, Trump estaría recibiendo 54% del apoyo de los votos de su partido político, mientras que Ron De Santis tendría 17%, Pence, Scott y Haley 3% cada uno y el ex gobernador John Christie 2%.
¿Por qué Trump mantiene su popularidad en un sector del Partido Republicano persiste?
Existe un elemento ideológico que motiva más apoyo a Trump. Recordemos que sus bases no provienen del ala conservadora del Partido Republicano, sino que son los mismos votantes que eligieron a los representantes y senadores más extremistas de este partido político. Este sector se asemeja ideológicamente más al social-darwinismo del filósofo inglés Hebert Spencer que al idealismo de Reagan.
Estos nuevos seguidores del Partido Republicano fueron ex militantes de los grupos más racistas del país, también hay grupos de evangelistas que, en el fondo, tienen prejuicios contra personas que no comparten su cultura y su religión. Por eso desaprueban a los migrantes de América Latina o cualquier lugar considerado “subdesarrollado”. Finalmente, algunas facciones del trumpismo han tenido poca o ninguna experiencia académica en las universidades.
Es decir, son grupos reaccionarios que, a futuro, les gustaría restablecer ese sistema paternalista que tanto benefició –económica y socialmente— a sus “padres”.
El gobernador Ron De Santis se dio cuenta de este hecho. Por eso su campaña política no solo ha promovido una estrategia política reaccionaria, sino que su proyecto político ha incluido la participación abierta de partidarios de estos grupos.
No le funcionó. Después de todo fue Trump quien les entregó parte de las instituciones de gobierno después de haber llegado al poder; prometió perdonar a algunos partidarios del grupo Oath Keepers; es él quien permitirá establecer una sociedad fragmentada, pero liderada por extremistas de la derecha.
Trump tiene razón, si es que aprieta el gatillo de una pistola y acaba con la vida de una persona, sus simpatizantes nunca lo van a abandonar. Sus bases son como él, altamente extremistas.
Humberto Caspa, Ph.D. es investigador de Economics On The Move.
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