Una investigación llevada a cabo por el FBI los condujo a enterarse de los planes que había en Dublin, Ohio. La investigación encubierta se realizó en junio donde una milicia de Michigan llamada “los vigilantes de Wolverine” discutió el derrocamiento de gobiernos estatales “que creían que estaban violando la Constitución de Estados Unidos”.
El FBI hizo público el documento de la acusación donde “Varios miembros hablaron sobre asesinar ‘tiranos’ o ‘tomar’ a un gobernador en funciones”.
En un video grabado durante el encuentro, uno de los sospechosos cuestionó el papel del estado a la hora de decidir cuándo reabrir los gimnasios durante el cierre del coronavirus.
De acuerdo con el FBI, la milicia quería reunir a unos “200 hombres” para asaltar el edificio del capitolio local y tomar rehen
es, incluida la gobernadora.
Esperaban poner en práctica su plan antes de las elecciones presidenciales de noviembre.
Si eso fallaba, planeaban atacar a la gobernadora en su casa, según las autoridades.
Los acusados “coordinaron la vigilancia de la residencia de vacaciones de los gobernadores”, dijo el fiscal federal para el distrito occidental de Michigan, Andrew B. Birge.
Agregó que también planearon ataques con cócteles molotov contra agentes de policía, compraron una pistola eléctrica y juntaron fondos para adquirir explosivos y equipo táctico.
El FBI denunció a los principales sospechosos, ellos son seis hombres, cinco de Michigan y uno de Delaware, que serán acusados en un tribunal federal por planear el secuestro.
Los detenidos fueron nombrados como Adam Fox, Barry Croft, Kaleb Franks, Daniel Harris, Brandon Casert y Ty Garbin, cuya casa en fue allanada por las autoridades el miércoles.
Los otros siete enfrentan cargos de terrorismo y delitos relacionados con pandillas en un tribunal estatal en relación con el presunto complot de secuestro.
La gobernadora demócrata de Michigan, Gretchen Whitmer, se volvió objeto de numerosas críticas luego de que impusiera estrictas medidas locales para controlar el coronavirus, que provocaron manifestaciones y llevaron a hombres armados que se oponían al encierro a irrumpir en el capitolio estatal.
En ese entonces, Trump dio a entender su apoyo a los manifestantes, tuiteando “LIBÉRATE MÍCHIGAN”.
El viernes pasado, la Corte Suprema del estado dictaminó que Whitmer no tenía la autoridad legal para emitir órdenes ejecutivas de emergencia y que esa responsabilidad le correspondía a la legislatura del estado.
Tras el fallo, el abogado que argumentó el caso ante el tribunal recomendó a los ciudadanos “quemar sus mascarrillas“, una de las medidas de protección que las autoridades de salud dicen que son necesarias para evitar la propagación del covid-19.
También informó el FBI, que los acusados realizaron entrenamiento con armas en varios estados y, en ocasiones, intentaron crear bombas.
La fiscal general de Michigan, Dana Nessel, dijo que, aparte de los cargos de secuestro, el estado acusará a siete miembros de los “vigilantes de Wolverine” de afiliación a una pandilla y de brindar apoyo material a terroristas.
Según Nessel, los miembros de la milicia “esperaban comenzar una guerra civil”.
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