Humberto Caspa, Ph.D. – hcletters@yahoo.com
La victoria de Gavin Newson, después de un proceso electoral magro de deponerlo de sus funciones como gobernador de California, es un mensaje claro para el Partido Republicano. El trumpismo no tiene cabida en la política nacional y no es una alternativa viable en las elecciones intermedias y/o presidenciales.
¿Qué quiere decir el triunfo de Newson en California? Que quienes hablan como Trump, caminan como Trump y huelen como Trump, tendrán un camino muy similar al que enfrentó Larry Elder, candidato republicano en las recientes elecciones especiales de California.
Durante todo el proceso de estas elecciones, Elder se presentó sin ningún tipo de máscara que oculte su postura política abominable y destructiva.
De pronto y sin una razón lógica, Elder se puso al frente de los candidatos republicanos porque exudaba una retórica incondicional a Donald Trump. Decía que no debería existir una salario mínimo; los indocumentados –incluyendo los dreamers— deberían ser deportados; que el cambio climático es una farsa; que la libertad de elección sobre el cuerpo de la mujer no es una prerrogativa femenina y que las mujeres saben menos sobre los temas políticos que los hombres.
Elder fue la chispa que despertó al monstruo de California. 46.5% del electorado pertenece al Partido Demócrata, 24.1% son republicanos y 23.3% no son ni uno ni lo otro, pero tienen una tendencia lógica hacia los demócratas.
Debido a esta gran diferencia, las elecciones en California son “pan comido” para los demócratas. El gobernador pertenece a este partido político, lo mismo que los dos senadores (Dianne Feinstein y Alex Padilla), como también una gran mayoría de los representantes de la Cámara Baja del Congreso.
Así, las bases demócratas se movilizaron como si Elder fuera un Trump afroamericano. Las mujeres, a quienes Elder ofendió públicamente a través de sus programas radiales, agitaron las banderas de descontento desde San Francisco hasta San Diego.
Los grupos de latinos se manifestaron en apoyo al gobernador. En alcalde de Santa Ana Vincent Sarmiento, en pleno centro de la ciudad más hispana de California, le dio el espaldarazo a Newson y le manifestó que juntos ganarían esta batalla de “recall”. Los grupos asiáticos también se movilizaron como también las organizaciones pertenecientes al LGBTI.
En fin, los californianos se apersonaron a las ánforas de voto durante el martes para decirle NO al trumpismo. Por lo menos NO en California.
En este sentido, los dirigentes del Partido Republicano deben preocuparse que, en las próximas elecciones intermedias y luego en las presidenciales, a los no caminen, hablen y huelan como Trump deben erradicarlos. Toda esta gente es presa fácil para los demócratas.
Humberto Caspa, Ph.D. es investigador de Economics On The Move.
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