Por Carlos Belgrano
Laboratorios de Rusia, EE. UU. Francia y el Reino Unido, además de otros países, están culminando los preparativos y aceitando sus redes comerciales, a los efectos del rutilante lanzamiento de una millonaria venta y distribución de la supuesta “derrota” del covid.
Han aventado debidamente sin embargo, todos los supuestos y multimillonarios pleitos que eventualmente se presentarán, cuando sea por sus efectos adversos, contraindicaciones y secuelas degenerativas de nuevas enfermedades, los postren en los Tribunales de cada país e incluso los de competencia universal como el Supremo de La Haya.
Y para ello, obtuvieron las respectivas exenciones procesales para evitar dichas demandas individuales y colectivas.
Todo lo cual, sin adentrarme innecesariamente en casuísticas jurídicas, nos acredita acerca de la inexistente fiabilidad que los propios fraccionadores de las mismas tienen acerca de las propiedades curativas de las mismas.
Pero inmersa toda la Población Mundial en sus tribulaciones sobre la rabiosa evolución de los contagios, tornará como altamente probable las masivas inoculaciones, en virtud a la absoluta ausencia de otras alternancias.
Los gobiernos de todas las naciones, muy contestes se encuentran de estas funestas y dramáticas ulterioridades que del todo inexorables serán.
Pero sin excepción y enbanderados en una lógica y previsible complicidad se encuentran consorciados y ensortijados en esta monumental patraña, en aras de preservar y con muchas dificultades, los potenciales desbordes y caos que la revelación de la verdad les acarrearían sus confesionales sinceramientos.
Un dato del todo revelador es que hasta poco antes del pasado mes, la propia OMS, daba cuenta que el promedio de infecciones en cualquier latitud, no atrapaba ni por mucho a más del uno por ciento de sus pobladores.
Pero vemos, apenas treinta días después que, aquí en USA y con casi nueve millones de contagiados esa proporcionalidad ya es de casi el cinco por ciento.
Y con el Brasil pisándole los talones.
Ahora bien, internémonos por unos instantes en el más profundo de los avernos y meditemos cuanto sucederá inmediatamente después de esa próxima mega vacunación y adicionemos que, tanto el distanciamiento social, así como la obligatoriedad en el uso de barbijos bucales, bueno, el vacunado abandona, en la creencia que ya se encuentra a salvo de la Pandemia, junto a la extinción lógica de toda forma de cuarentenas.
Si esa dosis en potencial inyectabilidad es, como los más eruditos infectólogos afirman, meros placebos, descuento que el Estimado Lector imaginará a que deberemos de atenernos.
Puesto que si las mismas son -como hace bastante vengo sosteniendo- de toda inocuidad en el mejor de los supuestos, imaginemos seguidamente el peor, ergo hepatitis fulminantes, infertilidad, depresión inmunológica congénita, cánceres de todas disciplinas y sabe solo El Altísimo que más.
Es por ello Amigos que, venido a mi conocimiento que toda necropsia de una pobre víctima de este flagelo es monocausal y que el talón de Aquiles de todas las áreas hospitalarias, son precisamente los respiradores artificiales, no las capacidades de internación ni otro tipo de suministros medicinales que, he resuelto tomarme la prudente, no vinculante y quizás remotamente solitaria idea de practicar un ejercicio deductivo.
Si este maldito y diabólico sars como a todos nos han informado, atrapa en su camino a las vías respiratoria superiores que en fatal colapso, provoca el deceso del Paciente, victimado por una diagnosis de Neumonía, insisto, y con toda humildad me pregunto y formulo el mismo interrogante a cualesquiera de Ustedes: ¿porqué no probar con antígenos ya altisimamente probados en sus eficacias contra esa precisas causas?.
Por haberme aplicado ambas, la semana pasada, creo que en vez de incursionar en la demencial aventura de eméticos que no han aislado el patógeno que es la única raíz del problema y causa principal de la esterilidad de un resultado curativo, sugiero, se instale un debate televisivo a nivel global.
Y que la única y excluyente ponencia en discusión y análisis, sea si las reales vacunas anti neumónicas deberían de ser las que todos los Terrícolas deberían aplicarse y sin temores.
Prevenar 13 es una y Pneumovax 23 es la otra.
Invito a todos a que masivamente consulten, indaguen e incluso molesten a quien sea con indagaciones acerca de esta que, aguardo, el Todopoderoso me haya impelido que arroje al ruedo.
Ignoro cómo será el resultado final de una masiva encuesta sobre las bondades de algo que está probado hace años.
Al menos retengo para mí fuero interno, un nada significativo esfuerzo aportativo para, en lo que de mí dependa, evitar…
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