La cruda realidad de los republicanos sobre el voto

La cruda realidad de los republicanos sobre el voto

Humberto Caspa, Ph.D. –  hcletters@yahoo.com

El proyecto de ley sobre el derecho al voto (el John Lewis Voting Rights Act) fue temporalmente truncado en el Senado a través de un artificio político antidemocrático, conocido como Filibuster, el cual requiere de una súper mayoría (60 de 100 senadores) para que un proyecto de ley prosiga su curso y pueda llegar al Ejecutivo para ser firmado o no por el Presidente.

Los republicanos piensan que este resultado contraproducente en el Senado es un triunfo para su partido y sus bases políticos.  Creen haber mantenido la autonomía de los estados en materia de legislación electoral.

En este sentido y de acuerdo a las normas vigentes, el gobierno federal no tiene facultad de control sobre lo que deciden los estados en cuestiones electorales.  Sin el Acta John Lewis, algunos estados como Arizona, Georgia, Texas, entre otros, pueden restringir “legalmente” la libertad de votar.

Si analizamos las tendencias del voto de algunos estados, no es ninguna sorpresa que los conservadores opten por la restricción electoral en vez de ampliar las libertades del voto.  La población de “blancos” o euro-estadounidenses, quienes a menudo apoyan al Partido Republicano, se ha reducido notablemente.

Por ejemplo, en el estado de Georgia, el cual fue un factor determinante para que los republicanos pierdan el control del Senado en las elecciones de 2020, la población euro-estadounidense decreció con relación a los grupos étnicos minoritarios.

De acuerdo al censo del 2000, el total de euro-estadounidenses fue 66.1%, mientras que las cifras del censo del año 2019 muestran solo 52%.

Ahora bien, la población votante en este mismo periodo –entre el 2000 y 2019— se incrementó en 1,9 millones de personas.  De acuerdo al Pew Research Center, muy cerca de la mitad de esta nueva población de votantes pertenece a los afroamericanos y un porcentaje mínimo, pero importante, a los latinos y asiáticos.

Debido a que estas poblaciones minoritarias típicamente apoyan a los demócratas, el poder de los republicanos se redujo y las consecuencias políticas de estas tendencias están siendo reflejadas en algunas instancias gubernamentales que son condicionadas por el voto.

En consecuencia, los gobernantes republicanos en estos estados como Georgia optaron en revertir estas tendencias a través de la imposición de normas locales que violan los derechos del voto.

Justamente el proyecto John Lewis trató de restaurar la capacidad del gobierno Federal de controlar a los estados en materia de legislación electoral.  De momento, no se pudo; empero, la guerra por los derechos al voto acaba de empezar.  Y así como están las tendencias electorales y el crecimiento poblacional en algunos estados, los republicanos tienen todas las de perder.

              Humberto Caspa, Ph.D. es investigador de Economics On The Move.

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