|
Dadas las actuales circunstancias del caos global, por el covid y sobremanera, merced a una notoria explosión de la estupidez humana, a todos quienes estuvimos en vigilia desde hace décadas en procura de señalar tantos desvaríos del comportamiento humano libremente asociado, muchas veces, cómo lo es mi actual caso, primero tenuemente y luego con vivacidad, y por cansancio, vamos perdiendo la idea fuerza de aportar cuánto estudiamos en aras de ponerlo desinteresadamente al servicio y disponibilidad de los demás.Amigos:
Porque el escepticismo nos gana terreno velozmente, a poco de ver que nadie o apenas, un pequeño puñado de interesados, recoge nuestras advertencias y arengas para torcer el rumbo de tal abanico de vulgaridades, en cualquier ámbito, llámese cultural, político, económico o de cualquier otro orden.
Y quizás por ello infiero una desazón que, lenta pero inexorablemente comienza a alejarnos de las teclas, sólo para cederle el paso a los mediocres, quienes por esa abrumadora y cuasi invencible mayoría, finalmente siempre terminan imponiendo los términos de la capitulación que, antes o después terminaremos rubricando.
Hoy, en una de las últimas entregas que estoy dispuesto a brindar a todo el universo de Lectores, me trae a Ustedes la ceremonia en Cannes de la víspera, en la que se ofrendó la palma de oro a una vista francesa, cuyo guión se ha basado en las relaciones sexuales entre una hembra y un automóvil con más la concepción de ese furtivo encuentro.
Va de suyo que, con sólo haber hojeado la información preliminar de una abominación a la que pese a todo se la denomina cómo obra maestra, y supongo que incluso recurriendo a un segmento alegórico, frente a la evidente imposibilidad científica y física que ese encuentro se haya materializado, una referencia en un simple plano coloquial es desde cualquier ángulo que se pretenda analizarlo, un auténtico dislate.
No sólo la premiación, sino algo más intoxicante dado por el hecho de haberle permitido participar en la nominación a la realizadora en esta suerte de inédito esperpento fílmico.
Sin embargo, el hecho cierto de esa ofrenda formalizada por un grupo de pigmeos mentales -léase los jurados-, nos otorga sin demasiada hesitación, una mirada y bastante transparente de lo que la Sociedad era hasta no mucho años atrás, y en lo que ha mutado en esta contemporaneidad, gobernada por gentuza de ese mismo nivel académico, ergo, de una idiotez que a algunos, tanto nos desvela.
Sin perjuicio que debamos de aceptar que éste es el escenario con sus reglas y colectivos que, por más victimizaciones que dicen sufrir a diario, son los que marcan la agenda social y en cualquier punto del planeta.
Todo lo cual me indica que la cinematografía, no es más que otro apéndice de una creciente oligofrenia insertada ya en los corazones de tantos indeseables que, pontifican de ser los exégetas en los liderazgos de una opinión pública gobernada por una cáfila de gente carente de una orientación sexual definida y que le allana el sendero a tantas y variadas desviaciones.
Que ya se avizoran como las futuras e inquebrantables reglas de la conducta genérica de tantos millones de pelotudos/as.
Infortunadamente veremos más, acaso muchas más aberraciones como éstas y tal vez otras, superiores a la del epígrafe, toda vez que la familiaridad reproductiva con la que ya cuentan son, por decirlo de un modo retórico, titánicas.
Y es probable que este tipo de asonancias, indigeribles para pocos de nosotros, finalmente sean metabolizables en quienes nos gobiernan y que, de una reveladora forma, debamos leer sus arengas como el simple anticipo de los desmanes de todo tipo y modelo que nuestras criaturas del hoy, deban de entender, mañana.
Por ello y sin requerimiento de otros tan emblemáticos ejemplos, baste con citar al… FILME TITANE ¿EL PRÓLOGO DE LA LOCURA COLECTIVA?.
Cordialmente Carlos Belgrano
Leave a comment