El payaso de la Casa Blanca

El payaso de la Casa Blanca

Humberto Caspa, Ph.D.  – hcletters@yahoo.com

El sistema globalizado de las comunicaciones permitió ver el debate de John Biden y Donald Trump a todo el mundo.  Lo vieron en América Latina, Europa, India, el Medio Oriente y Australia, entre otros países y continentes.

Todos quedamos atónitos por el comportamiento pueril de Trump.  Biden lo llamó “clawn” ante millones de televidentes y creo que no se equivocó.  Trump es un payaso maligno que mortifica, desilusiona y avergüenza.

Desde el primer momento que hizo acto de presencia en la tarima del debate, Trump se mostró impaciente.  Su semblante lo decía todo.  Tenía la mirada distraída, un rostro rojo que estaba a punto de estallar por la tremenda rabia de saber que, finalmente, los medios de comunicación tenían en sus manos documentación de sus corruptelas.

Recientemente el periódico New York Times sacó a flote información comprometedora relacionada a sus impuestos.  Durante los últimos 20 años, Trump apenas pagó 750 dólares en 2016 y 2017 y no pagó un centavo al fisco en 10 de 15 años.

A pesar de que dice ser multimillonario, el periódico publicó que debe 421 millones de dólares a empresas financieras o personas privadas.  De momento, no se sabe a quién o quiénes debe.  Si es que son entidades financieras o personas privadas extranjeras, Trump estaría comprometiendo la seguridad del Estado.

Durante el debate de ayer trataron el tema de sus impuestos.  Como siempre, Trump se negó, mintió y dijo que pagó “millones” sin especificar exactamente la cantidad.  Todos sabemos que su declaración de impuestos está plagada de irregularidades y contubernios.

Hubo un momento en que el moderador del debate, Chris Wallace, de la cadena Fox, le insinuó que condenara a los grupos racistas.  Trump simplemente se negó a incriminar el odio de los grupos neonazis y otras organizaciones racistas, quienes le han estado apoyando desde las elecciones de 2016.

Solo dijo que “deberían alejarse”, pero también “deberían estar atentos”.  No fue una condena, sino una rectificación y ratificación del papel de estos grupos en el escenario político del país.

Por su parte, Joe Biden mantuvo la calma en la mayoría del tiempo que duró el debate.  En ningún instante se cohibió, tampoco se dejó dominar por el asedio constante de Trump, ni mucho menos se limitó a solo contestar las preguntas, sin que fue incisivo y crítico a las políticas del actual gobierno.  Se mostró con aplomo y manifestó respeto al electorado nacional. “Si pierdo”, dijo, “sabré respetar esa decisión”.

Así, el electorado nacional tiene dos opciones claras en las elecciones presidenciales.  Elegir a una persona decente o a un payaso ignominioso.

Humberto Caspa, Ph.D. es investigador de Economics On The Move.

 

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