Humberto Caspa, Ph.D. – hcletters@yahoo.com
El racismo no es solamente una cuestión jerárquica de los grupos dominantes a los grupos dominados, sino también sucede de abajo hacia arriba o también puede ocurrir dentro del mismo grupo social.
Una persona perteneciente a un grupo social minoritario puede tener prejuicios raciales o puede discriminar racialmente contra una persona de su propio grupo o contra su grupo étnico-nacional. ¿Cómo es posible que suceda esto?
No hay que imaginarse, simplemente hay que contemplar a dos personas de color famosas dentro del mundo de la música y del Derecho, Kayne West y Clarence Thomas, respectivamente, quienes son afectados por estructuras que les induce a discriminar a su propia gente.
Lo interesante es que estas dos personas no se dan cuenta o simplemente ignoran que están discriminando. La discriminación estructural hace que el individuo odie o desprecie a sus propias raíces étnicas.
Una de las causas a este comportamiento es la marcada inclinación de la persona al individualismo.
Cuando era un adolescente, el abuelo de Thomas le decía, “si trabajas lo suficientemente duro, puedes alcanzar lo que necesitas”. En cierta medida, lo que le aconsejó el abuelo es lo que normalmente nos manifiestan nuestros progenitores.
Sin embargo, más allá del esfuerzo de la persona, existen instituciones y estructuras que afectan las decisiones del individuo. Por ejemplo, un niño de estratos económicos bajos es afectado por una institución educativa que no tiene los recursos –económicos y humanos— adecuados para llevarle al éxito académico y, por consiguiente, profesional.
Anteriormente el Estado, a través de sus instituciones, perversamente discriminaba a los grupos minoritarios, especialmente a los afroamericanos, prohibiéndoles una educación incluyente a través de una política discriminatoria de “igualdad, pero separados”. No se permitía niños afroamericanos con niños euro-estadounidenses en las mismas escuelas. Obviamente los primeros tenían pésimas instalaciones y los segundos los mejores.
El magistrado Thomas normalmente hace referencia a la existencia de una discriminación institucional, pero no acepta la existencia de estructuras que afectan negativamente la vida de las personas.
Haciendo alusión a una supuesta neutralidad y a una decisión objetiva en el momento de contratar a un/a estudiante de derecho como asistente en su despacho, Thomas manifiesta lo siguiente: “Yo no contrato a mujeres como asistentes legales, yo contrato a los mejores…”. Es decir, no le importa si son blancos o negros, o amarillos o cafés, o mujeres u hombres, lo que le interesa es aquel o aquella estudiante que se destaca por sus propias luces.
Claro, los que tiene más capacidad de destacarse son aquellos que están rodeados de recursos que les permite éxitos abundantes. Ahí, las personas de los grupos minoritarios son excluidos.
Humberto Caspa, Ph.D. es investigador de Economics On The Move.
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