Donald Trump al parecer está convencido de que perderá las elecciones del 3 de noviembre si estas proceden con la normalidad y las salvaguardas que se requieren para preservar la institucionalidad democrática y proteger a la población de la pandemia de covid-19.
Quizá por ello ha decidido estigmatizar el proceso electoral de tajo y dicho que, por el importante componente de voto por correo que este tendrá, será “el mayor engaño de la historia de la política”.
Esto a fin de sentar las bases para, posiblemente, rechazar el resultado electoral si no le es favorable y contar con un amplio movimiento que lo apoye en ello.
El mensaje que envió al aceptar la candidatura presidencial del Partido Republicano y otros en ese tono así lo sugieren. Máxime cuando el propio presidente no ha dicho si, en su caso, aceptaría su derrota.
Trump ha criticado el voto por correo afirmando sin mostrar pruebas que es un esquema colmado de fraude. “La única forma en que ellos [los demócratas] pueden quitarnos esta elección es con una elección amañada”, dijo Trump en su discurso al aceptar la nominación republicana.
Además, acusó que los demócratas “están usando el covid para robarse la elección, para defraudar al pueblo estadounidense”.
Trump no ha ofrecido pruebas de tal fraude ni señaló en su discurso opciones para fortalecer el sistema de voto por correo a fin de prevenir la supuesta alteración que se avecina. Su campaña ha presentado demandas, por ejemplo en Nevada, New Jersey y Pennsylvania, impugnando la ampliación del voto por correo e intentando restringirlo, pero hasta el momento no han logrado mucho éxito en ello.
Con todo, las demandas judiciales al respecto son numerosas: 173 demandas en 43 estados y Washington DC, de acuerdo a una revisión de NBC News. Es incierto cuál será el resultado de todas pero, de acuerdo a numerosos reportes, la incidencia de fraude en el voto por correo es mínima, y los controles para prevenirlo considerables por lo que sería altamente improbable que se diesen irregularidades de la magnitud necesaria para causar el mayúsculo fraude que clama Trump.
Y, en general, gobernadores tanto demócratas como republicanos apoyan el voto por correo y, más allá del discurso que algunos puedan emitir, en la práctica no apoyan la noción de que esa modalidad de votación será fraudulenta y consideran, en cambio, que deben impulsarla como una vía segura para que los ciudadanos emitan su sufragio en tiempos de pandemia.
La propia comisionada de la Comisión Federal de Elecciones, Ellen L. Weintrub, ha descartado enfáticamente que el voto por correo conduzca al fraude y rechazó que exista base para suponer que la elección será afectada por alteración, robo, manipulación o falsificación del voto por correo. En una extensa serie de tuits, Weintrub rechaza una tras otra las nociones de que el voto por correo vaya a vulnerar el proceso electoral.
FOTO
El presidente Donald Trump al aceptar la nominación de su partido en el primer día de la Convención Nacional Republicana. (AP Photo/Chris Carlson)
Leave a comment