Humberto Caspa – hcletters@yahoo.com
Es verdad lo que sucede con relación a la composición étnico-social de los representantes a nivel del gobierno estatal. Algunos medios de comunicación, especialmente Político, anuncian que existe una desproporción étnico-social entre representantes estatales y los distritos a los que representan.
Lo anterior es un problema serio, pero su raíz se encuentra diseminada en las instancias administrativas estatales y distritales del país.
¿Qué quiere decir? La mayoría de los puestos administrativos en los gobiernos locales y sectores públicos, como universidades, centros policiales, entre otros, pertenecen a los grupos euro-estadounidenses (whites).
Lo anterior es un problema estructural y sistémico serio que requiere de unas políticas internas que permitan el incremento de minorías étnico-sociales y de género dentro de los puestos administrativos y ejecutivos.
Esta anomalía social no es nueva; se viene presentando desde décadas atrás. Por ejemplo, en el Orange Coast College (OCC) de Costa Mesa, California, la proporción de profesores y administrativos no concuerdan con su población de estudiantes.
Los datos oficiales de OCC muestran que, en el año académico 2009, la composición de estudiantes de la población estudiantil fue la siguiente: euro-estadounidenses (whites) 41%, latino-estadounidenses 21.8%, asiático-estadounidenses 25.3% y afro-estadounidenses 1.7%. Desde 1991, el número de estudiantes euro-estadounidenses decreció un 26% desde 1991, cuando su población fue 67%.
Por otra parte, indicadores recientes de 2019 manifiestan que los euro-estadounidenses conformaron 29% del total de la población estudiantil; latino-estadounidenses 34.9%; asiático-estadounidenses 26.1% y afro-estadounidenses 1.5%.
Es decir, con el tiempo, los grupos minoritarios han incrementado sus números en forma paulatina y en algunos casos exponencialmente.
Los datos de 2009 de Orange Coast College también arrojan los siguientes datos con relación a su plantel de profesores de tiempo completo. Los de ascendencia asiática-estadunidense fueron el 7.3%, latino-estadounidenses 10.3%, afro-estadounidenses 3.7% y los profesores euro-estadounidenses sobre el 75.8%.
Finalmente, los indicadores de 2019 muestran pocos cambios con relación a los años anteriores. En este año, los profesores euro-estadounidenses componen 69.3% del plantel total, asiático-estadounidenses 6.7%, afro-estadounidenses 3.3%, latino-estadounidenses 10.0.
Resulta sorprendente que, en los años 2017 y 2018, los datos muestran que no hubo un solo trabajador latino-estadounidense de tiempo completo en administración. También resulta sorprendente que en 2019, Angelica Suárez, de origen hispano, asumió el puesto de presidente de OCC y es muy probable que su posición posibilitó el cambio de 0 (cero) trabajadores administrativos a 10%.
Así, lo que sucede en este centro educativo de educación superior ocurre en muchas instituciones públicas. El nombramiento de Suárez en OCC hizo magia en la composición étnica de trabajadores en OCC. Es necesario que otras instituciones públicas sigan este ejemplo para romper formas de discriminación institucional y estructural.
Humberto Caspa, Ph.D. es investigador de Economics On The Move.
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