Humberto Caspa, Ph.D. – hcletters@yahoo.com
La legislación que reduce el poder de la Corte Suprema de Israel es una decisión que afecta los principios democráticos de este país. A diferencia del Sistema político estadounidense, el Congreso israelita es unicameral; es decir, solo existe un cuerpo legislativo (Asamblea), el cual genera nuevas leyes, mismas que son ratificados por el Ejecutivo, específicamente por el Primer Ministro.
Esta medida del gobierno de Israel es una muestra clara que existe un fenómeno mundial de extrema derecha en la mayoría de los países del mundo, cuyas bases se han movilizado desde las esferas municipales de la sociedad hasta llegar al poder del Estado.
Sus intenciones son forjar un gobierno chovinista, nacionalista, intolerante a los grupos minoritarios, autoritario, autocrático y antidemocrático.
En nuestro país, el fenómeno de la extrema derecha no empezó con el protagonismo de Donald Trump en las elecciones de 2016, cuando el empresario de copete rojizo sorprendió al país en las elecciones presidenciales de ese año
Partidarios de la extrema derecha siempre existieron en la sociedad. A diferencia de hoy, estos grupos permanecieron en la periferia de la política de nuestra sociedad. Sus simpatizantes y asociados nunca fueron aceptados por ninguno de los dos partidos políticos. La dirigencia del Partido Republicano y del Partido Demócratas rechazó abiertamente la ideología política y los proyectos sociales de estos grupos debido a que estaban relacionados directamente con los grupos racistas más retrógrados de la nación.
Trump los cobijó; les permitió un espacio real dentro de la política nacional. Sin embargo, no fue él quien los creó; por el contrario, fueron estos grupos quienes posibilitaron su llegada a la Casa Blanca.
El ataque terrorista a las Torres Gemelas de New York en septiembre 11, de 2001 fue un momento histórico que permitió la reconfiguración de los grupos radicales de la derecha. Se motivaron, se reorganización, cambiaron su estrategia política para tomarse el poder político.
De mismo modo, los grupos extremistas de Israel se conjuntaron a partir del agrandamiento de los grupos islámicos de la nación Palestina, quienes habían logrado convencer a un gran sector de la comunidad mundial de su anhelada independencia.
Lo anterior sirvió como una mecha que movilizó a los grupos más extremos de la derecha de Israel. Esto se tradujo en la victoria de Netanyahu (1996-1999), pero fue en su periodo más largo (2009-2021) que logró consolidar el poder de sus bases extremistas, expandiendo el territorio israelí, ratificando a Jerusalén como capital del Estado Judío y aniquilando a la oposición de su país.
Con su nueva llegada al poder (2022-presente), Netanyahu pretende estructurar un gobierno autócrata, reaccionario y autoritario.
Humberto Caspa, Ph.D. es investigador de Economics On The Move.
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